Eduardo Vargas, fotógrafo minutero Santa Catalina Las Palmas Gran canaria 1970. Lantigua Camarabox

 


En los años 70 y antes, el parque Santa Catalina era un lugar vibrante y lleno de diversidad, donde los visitantes se maravillaban con el ambiente cosmopolita. Desde músicos callejeros hasta artesanos hippies, el parque estaba lleno de vida y color. Entre todas las atracciones, destacaba un estudio fotográfico al aire libre donde se podía subirse a lomos de un camello disecado para una foto divertida. Junto a este estudio, se encontraba una mesa de ajedrez donde personas de diferentes ámbitos sociales se enfrentaban en emocionantes partidas.


Este estudio fotográfico heredó la tradición de fotógrafos anteriores, como el sevillano Yáñez, quien era conocido por su habilidad para capturar momentos únicos. Sin embargo, fue Eduardo Vargas quien realmente innovó en este espacio, retratando a personajes icónicos del parque, como la famosa Lolita Pluma. Gracias a sus fotografías, Lolita se convirtió en un símbolo del parque, atrayendo a turistas de todo el mundo.

Eduardo Vargas Peña ("pon bien clarito que soy canario y nacido en Las Palmas", insiste ante la creencia de que lo tienen por peninsular) cuenta con 72 años y ha vivido toda su vida en el parque Santa Catalina, donde sus padres abrieron un quiosco de tabaco en 1940. "Yo ayudaba a mi padre en el quiosco, pero ya de niño me interesé por la pintura y la fotografía, y con 19 años me saqué el título de fotógrafo por correo". A pesar de tener el título, Eduardo hubo de esperar a que uno de los cinco fotógrafos oficiales que entonces había en el Parque se retirara y le dejara la plaza, cosa que no ocurrió hasta 1952. "Recuerdo que la primera foto que hice fue al señor Vallecillo, que tenía una gasolinera encima de los baños públicos, donde antes estaba la fuente".



Con los 60 llegó el boom del turismo y con él la época de vacas gordas para el Parque, aunque no precisamente para Eduardo. "Era gente que venía con dinero, pero a mí no me dejaban mucho porque traían sus propias cámaras, y muy buenas, por cierto". Con los buenos tiempos, Eduardo decidió ampliar el negocio y comprar varios telones (cartones donde los clientes sólo ponían la cabeza y el cuerpo estaba pintado), un caballo de madera y hasta un camello para que los niños posaran.
Tras la época de los hippies y el Catalina Park, llegó el declive. "En los 80 se cambiaron las tornas porque el turismo se fue de la capital y muchos negocios cerraron; el Parque también se llenó de droga y gente rara... eran años en los que malamente daba para vivir". En parte por esta causa, y sobre todo por vejez, Eduardo se convirtió en esos años en el único fotógrafo de Santa Catalina. Con la última remodelación del Parque, el tradicional puesto de fotografías de Eduardo y hasta el camello de pega, que tan conocido era entre los niños de la zona, desaparecieron por otro local más moderno. Sin embargo, Eduardo decidió que tras 40 años en el Parque ya era hora de retirarse, y en 1991 cerró el puesto. "Yo sigo viniendo al Parque, todos los días, pero ahora a pasarlo bien, jugando al dominó con los amigos", cuenta.

Eduardo Vargas, fotógrafo del parque Santa Catalina.-

Dado el clima privilegiado de las islas Canarias, podría pensarse que los juegos de mesa, como el ajedrez, reinan en los parques de nuestra capital, Las Palmas de Gran Canaria. Pero basta una pequeña visita a los dos más emblemáticos, el parque San Telmo en la ciudad vieja, y el parque Santa Catalina en la zona portuaria, para convencerse de lo contrario. En San Telmo ya no juega nadie, ni hay bares ni terrazas donde jugar. En el parque Santa Catalina apenas sobrevive un tablero. No siempre fue así. Aunque, a diferencia de otros parques europeos o estadounidenses, nunca han existido tableros de piedra, desde los años 40 se jugaba en los bancos del parque San Telmo y en el kiosco de la Música, y se celebraron en él emblemáticas simultáneas escolares o torneos. En el parque Santa Catalina, la llegada del turismo en los años 60 movió al fotógrafo y aficionado Eduardo Vargas en 1965 a montar una primera mesa de ajedrez junto a su puesto ambulante de fotografía. El turismo y los aficionados al juego informal fueron multiplicando los tableros.

En los años 80 la actividad de Vargas llegó a su máximo desarrollo, con la ayuda de la Federación que presidía por entonces Augusto Menvielle, y las subvenciones de la Caja Insular de Ahorros. Se jugaron numerosos torneos, simultáneas de maestros... Pero en realidad al ajedrez del parque fue siempre una apuesta por un ajedrez alternativo, callejero, lúdico, alternativa al juego formal de los clubes. Eduardo Vargas ya se jubiló, y apenas queda rastro de aquel esplendor. Por su zona de juego pasaron en esos años grandes personalidades. Y Eduardo les fotografiaba a todos, ajedrecistas o no.


Fuentes:

https://www.canarias7.es/canarias/gran-canaria/las-palmas-de-gran-canaria/eduardo-vargas-fotografo-20210411195650-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.canarias7.es%2Fcanarias%2Fgran-canaria%2Flas-palmas-de-gran-canaria%2Feduardo-vargas-fotografo-20210411195650-nt.html

https://vozgrancanaria.blogia.com/2005/121101-santa-catalina-en-blanco-y-negro.php

http://nemogc.blogspot.com/2016/01/ajedrez-historico-el-fotografo-del.html

https://www.fotosantiguascanarias.org/oaistore/opac/ficha.php?informatico=00099630MO&suposi=1&codopac=OPFE1&idpag=1975005873#viajeinicial

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